En la década de los ochentas y noventas del siglo pasado, el Ingeniero Alejandro Aguilar Fernández y un grupo de entusiastas jóvenes, exploraron varias de las cavernas y sótanos de la Sierra del Abra de Tanchipa, en la zona del sistema Montecillos.
El reconocido ecologista, nos platicó que las primeras exploraciones las hicieron con cuerdas normales, a las que les hacían nudos, que amarraban en árboles,
«en aquel entonces estaba Gilberto Morán, luego se unió Julio Berlanga, más tarde Fernando Domínguez hijo, el médico Elias Zúñiga, alumnos como Francisco Pérez, y otros que ya no recuerdo sus nombres.»
Citó que «en 1989 hubo aquí un congreso nacional de espeleología, nosotros nos enteramos, fuimos a las conferencias, conocimos algunas personas, y gracias a esa amistad pudimos comprar más equipo, ya profesional y material, posteriormente conocimos a integrantes de la Asociación para el estudio de cavernas, con sede en Austin, Texas, y nos animamos a ir Aquismón, al Sótano de las Huahuas, el Cepillo, y a otras cavernas más profundas de Tanchipa.»
Refirió que «actualmente nos seguimos juntando más por nostalgia, una o dos veces por año.
Insistió en que la zona fue muy estudiada en la década de los sesenta, por espeleólogos americanos y canadienses, cuyo campamento estuvo establecido en el Ejido Laguna del Mante.
«En la actualidad vienen a la zona estudiantes de Geología de la UNAM, a los que sus maestros los invitan a conocer cavidades como el Sótano Golondrinas, y gracias a esas visitas conocemos las medidas de estos lugares, así como diversos estudios científicos, así como de la flora y fauna que habita en las cuevas».