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Alan, un infante de la comunidad de Granjas de San Martín, nació con un problema congénito por el cual tenía obstruido el conducto lagrimal y por tanto, vivía con la necesidad continua de medicamento, para evitar infecciones y reducir la irritación constante que padecía.
Era tal la problemática, que todos los días, amanecía con los párpados pegados, por lo que su familia tenía que lavarle los ojos con agua destilada o purificada y de inmediato, agregar las gotas de antibiótico y de lubricación, que en el momento, le causaban también molestias.
Era tal situación, que el pequeño Alan, vivía en un pánico constante de los doctores y enfermeras; Silvia, su madre, dedicó gran parte de su tiempo y esfuerzo, a llevar a su nene al Hospital Central, para solucionar este problema; pero la pandemia del Covid, repentinamente, hizo imposible que lo siguieran atendiendo y el escaso recurso que obtenía su padre, con gran esfuerzo en su trabajo como ladrillero y en el campo, no era suficiente a veces, ni para la medicina.
Por ello, desde abril del 2020, acudieron al Ayuntamiento de Villa de Reyes, donde la Dirección de Salud comenzó su atención médica y proporcionaba periódicamente, los medicamentos que Alan requería para no dañar aun más sus ojos.
Pero el tiempo no perdona y Alan cumplió la edad que se recomendaba no rebasar, para ser intervenido de manera exitosa y poco invasiva; sin embargo, aun quedaba una opción más, que si bien implica que tendría que tener un pequeño ducto de drenaje durante 6 meses, al final, tendría la libertad que todo niño sueña.
Esta operación, normalmente, tiene un costo aproximado de 60 mil pesos, lo que evidentemente, rebasaba los presupuestos familiares, pero la administración municipal, a principios del 2021, comenzó la gestión, que fructificó a finales de febrero, cuando se autorizó la aportación municipal, que rebasó los 30 mil pesos, además de que la Dirección de Salud del municipio, gestionó descuentos adicionales en el hospital particular donde se le iba a operar, por lo que la parte que puso la familia, con apoyo de la misma comunidad, se redujo de manera enorme e hizo posible la intervención.
A principios de mayo, Alan entró al quirofano… tras varias horas, en las cuales se desbloqueo y limpió el ducto lagrimal y se instaló un micro drenaje temporal, salió aun dormido a recuperarse… y desde entonces, las lágrimas de Alan ya no le provocan dolor… son las lágrimas normales, de todo niño de 2 añitos: de alegría, de risa y hasta de los berrinchitos… y en seis meses, cuando se quiten los diminutos tubos de sus ojos, más que lágrimas, lo que veremos, ¡serán solo sonrisas!