EL DELIRIO DE TECMOL: AMENAZA5, ILEGALIDAD Y CIRCO DE AUTOELOGIO
José Luis Romero Calzada, alias «Tecmol», ha vuelto a protagonizar un escándalo, esta vez desde un «live» en redes sociales, donde, con su ya clásico histrionismo, lanzó amenazas directas contra el secretario de Educación del estado, Juan Carlos Torres Cedillo. ¿La razón de su berrinche? Haber sido frenado en su intento de irrumpir en escuelas públicas en horario laboral bajo la excusa de entregar apoyos, cuando en realidad se trataba de un acto descarado de politiquería oportunista disfrazada de altruismo.
La actuación de Tecmol no solo es una afrenta a la comunidad educativa, sino que además roza la ilegalidad: en su afán de autopromoción, exhibió los rostros de menores de edad en sus redes, infringiendo flagrantemente su derecho a la intimidad y la protección de datos personales, algo claramente prohibido por la ley. Pero eso poco parece importarle al excéntrico personaje, que insiste en convertir a los niños en utilería para su campaña de manipulación.
Y el espectáculo no terminó ahí. En un monólogo desquiciado, desbordante de autoelogio y con un comportamiento errático que incluyó inhalaciones sospechosas provocadas posiblemente por algunas sustancias, Tecmol arremetió contra Torres Cedillo con insultos, maldiciones y amenazas apenas disfrazadas. Entre delirios mesiánicos, se autoproclamó un «ser de luz» y un supuesto defensor de los maestros, cuando su sola presencia en las aulas no hace más que perjudicarlos.
Pero si algo ha dejado claro a lo largo de su trayectoria es que el fondo de su cruzada no es el apoyo ni la justicia, sino su insaciable hambre de protagonismo. Incapaz de sostener un respaldo real en las calles, ahora invade escuelas sin permiso, monta su circo mediático y, cuando es confrontado, se victimiza y lanza injurias contra quienes le recuerdan que la ley también aplica para él.
La sociedad no puede seguir permitiendo este tipo de oportunismo grotesco, que no solo degrada la política, sino que además pone en riesgo la seguridad y educación de los niños. Porque lo de Tecmol nunca ha sido entrega ni sacrificio. Es puro show, un show en el que el único beneficiado es, como siempre, él mismo.
